martes, 24 de mayo de 2016

La naturaleza y el efecto placebo

La naturaleza tiene efecto placebo. No es una medicina, pero tiene acción terapéutica.
A muchos nos pasa, cuando estamos desanimados y damos un paseo por el campo, el jardín, o el bosque y respiramos aire puro, vemos animales o flores, inmediatamente nos cambia el humor y nos sentimos más alegres.
No hace falta que nos tomemos ningún medicamento para sentirnos mejor. Solo con escuchar el trino de un pájaro, ver el revoloteo de una mariposa, admirar el trabajo de las abejas, o el plácido pacer del ganado en el campo. Que decir de una hermosa puesta de sol... 
Todo eso es sumamente terapéutico y funciona como efecto placebo. ¡¡ Solo nos queda disfrutarlo!!
Mirar al horizonte inspirar, espirar...
 Las vacas y el campo, imagen evocadora y  relajante.

 Cada momento del día tiene su encanto.
 Paisajes que relajan.

 Mirar, admirar y no pensar en nada más.
 El agua relaja y apacigua.
 Una hermosa puesta de sol, tiene un efecto placentero.

sábado, 14 de mayo de 2016

Que la naturaleza os acompañe.

Que os acompañe en esta esta estación y en las otras. Pero la primavera tiene esa fuerza, en la que lo verde lo invade todo. Cualquier paseo, lo demos por la orilla de un río, por un frondoso bosque, un precioso jardín, o un campo abierto, será de lo más gratificante.
La fuerza de la naturaleza se ve en un árbol, que en invierno perdió parte de sus ramas, por el viento (o la mano del hombre)
y renace con fuerza. Esto se percibe en el roble, cerca de casa, pasaron unas maquinas desbrozadoras y fueron muy poco"delicadas" con un grupo de robles jóvenes.  Era penoso ver como quedaron. Pero este año he comprobado, como han renacido y cicatrizado. El poder de la naturaleza es admirable.
Los humanos solo tenemos que respetarla y caminar a su compás. Que la naturaleza os acompañe.

 El verde intenso de los bosques en primavera, inigualable paisaje.

 En las orillas de los ríos acompañarán nuestros paseos numerosos sonidos, el murmullo del agua, los diferentes trinos...


 La vida se abre paso en el río, con nuevos miembros en la familia acuática.



 Pasear por un bosque es sentirse acompañado, aunque se camine en soledad.


lunes, 2 de mayo de 2016

Un simple árbol

Un bosque, arboles... al acercarse a un árbol muchos solo ven eso, un simple árbol. Tocarlo, olerlo, inspira tantas cosas...
La vida, la naturaleza, pero también su madera, que nos acompaña desde que nacemos, la cuna. Durante nuestra vida, la casa. Cuando finaliza nuestra existencia, el ataúd.
 Cerrad los ojos y recordad cuando sacábamos punta a un lápiz, ese olor... el papel de las libretas donde aprendimos a escribir nuestras primeras letras, los pupitres... sí, madera de ese simple árbol.
Seguid recordando. Un día de nieve... llegar a casa, la chimenea encendida, el calor del fuego, la cuchara removiendo el guiso, la mesa preparada... sí, madera de ese simple árbol.
Los que vivieron su niñez al lado del mar recordarán los barcos que salían a pescar, las artes de pesca, los embarcaderos... sí, madera de ese simple árbol.
Personalmente, recuerdo en mi niñez a un familiar que hacia los zuecos típicos de Galicia. Siempre recordaré el olor de la madera, que cepillaba con mimo hasta convertirla en el preciado calzado, que aislaba perfectamente de la lluvia. Todo el proceso me fascinaba, me pasaba horas viéndolo. Tuve unos zuecos adaptados a mis pequeños pies, que lucí orgullosa, como si fueran unos maravillosos zapatos de fiesta.
Todos, seguro, tenemos recuerdos y olores asociados a la madera. Cuando veamos y toquemos,  ya no veremos " un simple árbol".
 El rey de los bosques gallegos, el noble roble.

 Alzar la mirada, y quedarse sin palabras...


 Con razón los Celtas adoraban a los árboles y la naturaleza.
 Los bosques, admirables en todos sus aspectos.

 Castaños, vitales en Galicia por sus frutos y su madera