La luz es básica en la naturaleza, sin ella no habría vida. Cuando la luz se va perdiendo en el atardecer y el día se va escondiendo... nos quedamos fascinados presenciando la belleza del crepúsculo (luscofusco, decimos los gallegos a ese momento entre el atardecer y el anochecer) particularmente me encanta, en cuanto veo el horizonte con esa gama de colores, corro a plasmarlo con mi cámara.
La vista es uno de nuestros sentidos principales, quizás por eso nos fascinen los atardeceres. Hay estudios sobre ello, parece que es algo que hemos heredado de nuestros antepasados, cuando el Homo Herectus comenzaba a desarrollar el sentido de la estética. Los cielos rojizos del atardecer eran muy habituales en aquellos paisajes y la noche el momento más peligroso. Probablemente apreciar el final del día después de regresar a un lugar seguro, sería muy importante para ellos.
Sigamos disfrutando de los atardeceres, admirando la belleza, que ya apreciaban nuestros antepasados.
La naturaleza nos regala bellas estampas
Sentarse a ver como el sol se va escondiendo es sumamente placentero
Los crepúsculos sobre las montañas no desmerecen en nada a los marítimos, igualmente bellos. En la foto siguiente, una puesta de sol sobre las Islas Cíes, realizada por un familiar navegante
Bellas gamas de colores al finalizar el día
Puesta de sol, solpor, sunset, pôr do sol, en cualquier idioma suena bien