Blog personal de Tania López sobre naturaleza, bosques, huerta, jardín y relatos
jueves, 16 de julio de 2020
Vacaloura (Lucanus cervus)
Estos insectos acorazados son llamados Vacalouras en Galicia, (Lucanus cervus). Están protegidos por ser vulnerables y escasos. Necesitan un hábitat con madera muerta, robles preferiblemente, las larvas pasan unos cinco años alimentándose de madera en descomposición. Su vida de adultos es mucho más corta que la de larva, tan solo de quince días a un mes en ejemplares machos, las hembras tienen una vida un poco más larga. Este año hemos visto tres ejemplares machos y dos hembras, solemos dejar algunos troncos de árboles que caen en invierno y eso ayuda a la recuperación de estos beneficiosos equipos de saneamiento forestal, su presencia es indicativo de equilibrio biológico en el bosque.
viernes, 3 de julio de 2020
El patito azul
Me permito la licencia de versionar el clásico cuento del patito feo.
Mamá pata estaba impaciente, sus ocho huevos están a punto de eclosionar. En un extremo de la laguna se acumula la arena formando una pequeña playa, allí, bajo unos juncos es donde están depositados los huevos. Protegerlos de los depredadores era una árdua tarea, pero lo había logrado y ahora se acercaba el gran momento.
Los primeros rayos de sol iluminaban la laguna, el primer cascarón comenzó a agrietarse y poco a poco todos los patitos fueron saliendo bajo la atenta mirada de mamá pata.
Se dirigían en fila hacia el agua cuando al mirar atrás vio un último huevo que quedaba rezagado, todavía estaba rompiendo la cáscara y un extraño patito asomó su cabeza, no era tan bello como sus hermanos, de un feo color azul sus plumas estaban alborotadas y sin gracia, su pico era más grande. Al andar hacia sus hermanos sus zancadas eran torpes y "patosas" era el diferente...
Con el paso de los días los pequeños patitos agrandaron su belleza. Las patas que habitaban en la laguna decían:
-¡Qué belleza de patitos! pena del hermanito feo, los desluce-
Mamá pata dirigió la mirada hacia la bolita desmadejada y ayudando con su pico lo acercó a sus hermanos que jugaban en el agua, hasta era torpe nadando,suspiró resignada.
Pasó el invierno y llegó la primavera, los patitos se encaminaban al baño contentos, sus plumas ya habían cambiado y en el agua brillaban, pero un pato destacaba sobre los otros, su color azul resplandecía bajo los rayos de sol con extrema belleza. Era el primero en cruzar a nado la laguna y sus hermanos lo seguían con obediencia. Mamá pata miraba orgullosa desde la orilla y las otras patas decían:
-¡Cómo ha cambiado tu patito feo! Se ha convertido en el pato más ágil y bello de la laguna-
El patito azul, grandullón y torpe había dedicado parte del invierno para aprender a nadar con soltura y ahora sus hermanos lo seguian con admiración.
Ser diferente no es un perjuicio, puede convertirse en un valor.
Mamá pata estaba impaciente, sus ocho huevos están a punto de eclosionar. En un extremo de la laguna se acumula la arena formando una pequeña playa, allí, bajo unos juncos es donde están depositados los huevos. Protegerlos de los depredadores era una árdua tarea, pero lo había logrado y ahora se acercaba el gran momento.
Los primeros rayos de sol iluminaban la laguna, el primer cascarón comenzó a agrietarse y poco a poco todos los patitos fueron saliendo bajo la atenta mirada de mamá pata.
Se dirigían en fila hacia el agua cuando al mirar atrás vio un último huevo que quedaba rezagado, todavía estaba rompiendo la cáscara y un extraño patito asomó su cabeza, no era tan bello como sus hermanos, de un feo color azul sus plumas estaban alborotadas y sin gracia, su pico era más grande. Al andar hacia sus hermanos sus zancadas eran torpes y "patosas" era el diferente...
Con el paso de los días los pequeños patitos agrandaron su belleza. Las patas que habitaban en la laguna decían:
-¡Qué belleza de patitos! pena del hermanito feo, los desluce-
Mamá pata dirigió la mirada hacia la bolita desmadejada y ayudando con su pico lo acercó a sus hermanos que jugaban en el agua, hasta era torpe nadando,suspiró resignada.
Pasó el invierno y llegó la primavera, los patitos se encaminaban al baño contentos, sus plumas ya habían cambiado y en el agua brillaban, pero un pato destacaba sobre los otros, su color azul resplandecía bajo los rayos de sol con extrema belleza. Era el primero en cruzar a nado la laguna y sus hermanos lo seguían con obediencia. Mamá pata miraba orgullosa desde la orilla y las otras patas decían:
-¡Cómo ha cambiado tu patito feo! Se ha convertido en el pato más ágil y bello de la laguna-
El patito azul, grandullón y torpe había dedicado parte del invierno para aprender a nadar con soltura y ahora sus hermanos lo seguian con admiración.
Ser diferente no es un perjuicio, puede convertirse en un valor.