Después de un verano especialmente seco y caluroso llegó el otoño y con él las esperadas lluvias. Durante todos los días de este mes de noviembre han entrado los llamados trenes de borrascas, uno detrás de otro sin tregua...
Esta esquina del Atlántico nos sitúa en un lugar privilegiado por la belleza de sus escarpadas costas. Finisterre (fin de la Tierra) es denominado de esta manera porque después de él solo existe el embravecido Océano Atlántico. Este otoño ha hecho honor a su nombre y los temporales no han encontrado obstáculo alguno para llegar a nuestras costas.
A cambio, nuestros ríos vuelven a llenar sus cauces y el riesgo de sequía se aleja de nuestros verdes campos y bosques. Galicia es húmeda, verde y bella, esperemos que por mucho tiempo.