Esta es la historia de la relación amistosa que surgió entre un perro y una abubilla.Bubu estaba afanada en construir su nido en el hueco de un pino, ramas, barro, pelos de perro que dejaba durante su paseo su amigo Draco, y por supuesto sus propias heces. El nido debe tener un olor fétido para disuadir a predadores. Bajó al suelo para recoger material de construcción y en ese momento de distracción un gavilán bajaba en picado para atraparla, Bubu miró hacía arriba aterrorizada y paralizada, un perro negro dió un salto y se interpuso entre ella y el ave rapáz, el gavilán empredió la huída. Le había salvado la vida.
Llegó el verano, Draco paseaba todos los dias por el sendero cercano a su casa, era un paseo tranquilo y relajado. Esa tarde nefasta su hocico se acercó peligrosamente a una oruga que desfilaba disciplinadamente con sus compañeras de procesión. Como consecuencia Draco estuvo muy malito con un doloroso proceso de alergia. Bubu presenció el suceso desde lo alto del pino, recordó cuando en primavera Draco había disuadido con sus ladridos al gavilán que tenía pensado desayunar con ella...
Cuando el perro se recuperó y volvió a salir temeroso a su paseo Bubu bajó al sendero y le dijo:
-No te preocupes, desde hoy puedes pasear con tranquilidad, yo me ocupo de recoger las orugas de procesionaria, tengo mi nido aquí cerca y mis pequeños necesitan mucho alimento. Draco le contestó: (los animales tienen un idioma común)
-Gracias por tu ayuda, de todas formas a partir de ahora tendré mucho cuidado seré más prudente y no tan curioso, no quiero volver a estar enfermo. La abubilla respondió:
-Yo también tendré mucho cuidado cuando me dedique a buscar comida, mis hijos necesitan alimento pero sobre todo a su mamá.
La naturaleza es muy sábia y en ella todo está programado para una sinergia entre todos sus habitantes. Nunca debemos interrunpir esa simbiosis con nuestras acciones destructivas