martes, 22 de marzo de 2022

Pulgarcito


 Había una vez unos leñadores que tenían siete hijos y eran muy pobres. De los siete hermanos, el más joven nació muy pequeño, casi del tamaño de un pulgar y por eso le llamaban Pulgarcito.

Una noche Pulgarcito escucho a sus padres que decían:

-Mañana tenemos que ir al bosque a por leña para venderla, apenas tenemos lo suficiente para dar de comer a nuestros hijos.

Pulgarcito reunió a sus hermanos y les dijo:

-Mañana cuando vayamos al bosque a recoger leña con papá y mamá nos esconderemos, pensarán que nos fuimos a casa y nosotros saldremos en busca de riquezas.

-Pero, ¿y si nos perdermos? preguntó el hermanito más miedoso.

- No te preocupes, iré dejando miguitas de pan a lo largo del camino y solo tendremos que seguirlas.

Así fué, cuando salieron de casa para ir al bosque Pulgarcito fue dejando migas por el camino. pero al mismo tiempo un pajarito las iba comiendo sin que él se diera cuenta...

Recogieron la leña y al llamarles para regresar, sus padres no los encontraron.

-Se habrán ido a casa- Dijeron, y emprendieron el camino de regreso. 

Enseguida llegó la noche, Pulgarcito y sus hermanos salieron de su escondite, no encontraron las miguitas y se perdieron. Lloraban de miedo y Pulgarcito les dijo:

-¡Mirad! en aquella casa a lo lejos hay una luz, vamos allí.

Llamaron a la puerta ¡Pun, pun, pun! abrió una mujer y le pidieron:

-Déjenos pasar, buena mujer, nos hemos perdido en el bosque.

-Pero esta es la casa del ogro, niñitos, si os encuentra os comerá.

-¡Por favor! tenemos mucha hambre y frío. Insistieron.

La mujer del ogro les dió de cenar y los escondió debajo de la cama. Cuando llegó el ogro exclamó:

-¡Huelo a carne de niños! Los niños estaban temblando debajo de la cama pero el ogro los encontró.

-'Déjalos para mañana y los cocinaré! Dijo su mujer.

El ogro los acostó en la misma habitación de sus siete hijas. Cuando todos dormían, Pulgarcito cambió los gorros de dormir de las niñas y los puso en las cabezas de sus hermanos y en la suya, El ogro entró y al comprobar las cabezas pensó que eran los niños y dijo:

-Mañana comeré a estos niños.

Pulgarcito despertó a sus hermanos y se escaparon corriendo. A la mañana siguiente el ogro descubrió el engaño,  se puso sus botas de siete leguas  y salió a buscarlos. Se cansó y se tumbó debajo de un árbol a dormir.  Los hermanos salieron de su escondite y Pulgarcito les dijo que buscaran el camino a casa.

-No os preocupeis, volveré pronto.

Con mucho cuidado le quitó las botas de siete leguas al ogro y se las puso él. Como eran unas botas mágicas se adaptaban al pie de quién las calzaba le quedaron perfectas. Con ellas se fue a casa del ogro, entró con mucho cuidado y buscó el tesoro que estaba escondido, era un cofre lleno de oro y plata. Cargado de riquezas volvió a casa de sus padres, ayudado por las botas de siete leguas llegó muy rápido.

Desde entonces no tuvieron que volver al bosque a por leña para vender y todos juntos fueron muy felices.

Foto: Google