Esta es la historia de dos amigos, la abejita Bee y el abejorro Boo.Bee vivía en una colmena con sus compañeras y Boo tenía su refugio en un hueco bajo tierra al lado de la vivienda de Bee.
Se encontraban todas las mañanas cuando salían a libar el polen de las flores en el bosque y el jardín. Siempre se saludaban:
-¡Hola Bee!
-¡Hola Boo!
Se dirigían contentos a su labor diaria. Una mañana Boo le dijo a Bee:
-Hoy voy a llegar cargadito de polen, he visto unas lindas flores en un lugar lejano.
Bee lo tomó como un reto y contestó:
-Bueno, yo también he localizado un jardín lleno de lindas flores. ¡Vendré cargadita de polen!
-¡Yo soy más grande y corpulento, traeré polen a montones!
Bee dijo:
-Sí, es cierto, pero yo soy más ligera y puedo traer varias veces mi polen a las colmenas.
-Vale, pues podemos dejar en una esquinita nuestras cargas y por la tarde las comparamos.
Bee se enfurruñó y enfadada aceptó:
-No sabía que fueras tan competitivo, Boo, pero lo haremos.
Se fueron a sus zonas de trabajo y cada uno de ellos pensó que ganarían el reto. Boo durante toda la mañana libó y libó. Al regreso venía tan cargado que apenas podía volar.
¡Uff qué peso llevo! seguro que gano mi apuesta con Bee.
Cuando llegó a la colmena vio un montoncito del polen que su amiga depositaba en una esquina. Colocó su preciada carga y orgulloso contempló que su montón era más voluminoso que el de Bee. En ese momento llegó la abejita con su última carga que volcó encima de su polen anterior.
Boo contemplaba ufano como su montón seguía siendo más voluminoso. Pero cuando Bee acabó de descargar, ¡Vualá! los montones se convirtieron en exactamente iguales.
Los dos amigos revolotearon por encima de sus viviendas y felices chocaron las antenas a modo de reconciliación. Volvieron a ser los mejores compañeros de vuelo y libación.