La maceta ya le queda pequeña a mi abeto.
Tenemos preparadas las herramientas y los distintos tipos de tierra, sustrato especial para bonsáis, arcilla y grava.
Ponemos rejillas en los agujeros de drenaje y las sujetamos con alambre.
Por los mismos agujeros pasamos un alambre para luego sujetar el cepellón.
Cubrimos el fondo con grava, que evitará encharcamientos. Ponemos un montón de sustrato donde asentará el bonsái.
Con un rastrillo de jardinería aflojamos la tierra de la antigua maceta.
Con cuidado extraemos el cepellón, nunca tirando del tronco.
Eliminamos la tierra vieja ayudándonos de un palillo de madera (vale uno de la comida japonesa) Cortamos las raíces viejas y las largas. He remojado el cepellón para eliminar la tierra adherida.
Sujetamos el cepellón con los alambres, así evitamos movimientos.
Completamos con el sustrato y removemos con ayuda del palillo, para introducir la tierra en las raíces y evitar bolsas de aire. Asentamos con las manos y regamos.
Yo he optado por añadir una cubierta de musgos, cumplen la función de ayudar a retener la humedad y me gusta el efecto que dan. Durante unos días tendremos el bonsái en un lugar sombreado. Otro día os hablaré de la poda, pero habrá que esperar unas semanas, no es conveniente podar al trasplantar.
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