miércoles, 3 de febrero de 2016

Los cervatillos y el lobo

Me he permitido versionar un cuento que me relataban a mí de pequeña, yo conté a mis hijos, y espero poder contar a mis nietos. Esta versión tiene un final menos " traumático " que el original.
(Con  permiso de los Hermanos Grimm)

En un bosque vivían una cierva y sus siete cervatillos. un día reunió a sus pequeños y les dijo:

-Tengo que salir a buscar comida. No abráis la puerta a nadie.

- Vale, mamá - contestó el mayor, un cervatillo marrón.

Y la mamá cierva salió con su cesto en busca de comida.

Al rato se escucharon golpes en la puerta.

- Pun, pun.

- ¿Quién es? - preguntó un lindo cervatillo de dos colores.

- Soy vuestra madre, que ya estoy de vuelta - contestó una voz tratando de imitar a la mamá cierva.

El cervatillo pequeño, de color oscuro, fue corriendo emocionado hacia la puerta.

- !Qué bien, ya está aquí mamá! dijo.

- !No, no te acerques! -Exclamó el mayor  -es el lobo.

Y acercándose a la puerta gritó:

- !Vete lobo malo, no nos engañas, nuestra madre tiene la voz más suave!

 El lobo se marcho gruñendo.

- Grrr, grrr - y se fue a una colmena a engullir miel para suavizar la voz.

Los cervatillos se quedaron muy asustados.

- No os preocupéis, cuando llegue mamá lo sabremos - dijo el mayor, haciéndose cargo de la situación.

Pasado un buen rato, volvieron a oírse golpes en la puerta.

- Pun, pun.

- ¿Quién es?- preguntó esta vez uno de los cervatillos medianos.

- Soy vuestra mamá, que ya estoy aquí con la comida.

Y el lobo asomó su pata (que previamente había embadurnado de harina, para simular el pelaje blanco de mamá cierva) La metió por una puertecita pequeña, situada en la entrada, y siguió diciendo:

- Mirad, he traído comida sabrosa, de la que os gusta.

Y al tiempo que hablaba, introducía manzanas y bayas.

- ¡Nuestra mamá no tiene esas garras negras tan grandes y feas. Eres otra vez el lobo malo. Vete, vete y no vuelvas! Gritaron todos a un tiempo.

Y el lobo se volvió a marchar, gruñendo más todavía.

- Grrr, grrr, grrr .


Y la cierva que regresaba a casa, con el cestito lleno de alimentos que tanto le gustaban a sus hijos (manzanas, moras, bayas) vio  la figura del lobo, que se alejaba por el horizonte del bosque. Apuró el paso temerosa de que algo pudiera haber ocurrido con sus pequeños.


Llegó a casa y al abrir la puerta con el corazón encogido, suspiró aliviada, al ver a sus hijos sanos y salvos.

- ¡Mamá, mamá! - gritaron -  !Has vuelto!

Y todos al tiempo le relataron el miedo que habían pasado y lo valientes que habían sido.


Después del relato se pusieron a saborear la comida tan sabrosa que mamá les había traído. Mientras ella miraba sonriente a su hijos, y pensaba, que bien les había enseñado a no confiar en extraños.




P.D.   Pensé que era mejor cambiar el final un poco truculento, del cuento. Pero parece que a los más fieles a la historia  (entre ellos mis hijos) no les convence. Para todos ellos aquí va el final verdadero:
En realidad, y como muchos sabréis, el lobo se comía a todos los cervatillos, menos a uno que se escondía, Cuando mamá llegó, el pequeño le contó que el lobo malo se había comido a sus hermanos. Cogieron tijera, aguja e hilo y se fueron en busca del lobo. Lo encontraron dormido, le cortaron la barriga con la tijera, sacaron a todos los cervatillos, que saltaron felices. A continuación, entre todos  llenaron la barriga de piedras y cosieron. Se escondieron detrás de una piedra. El lobo se despertó y dijo :
- Que sed tengo, como pesan estos cervatillos.
Y bajó por la ladera hacia el río. Al agacharse para beber, las piedras fueron hacia delante y con el peso el lobo se ahogó, Los cervatillos y su mamá se marcharon todos contentos y felices a su casita.



     

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