La primavera, junto al otoño, son mis estaciones preferidas.
En esas dos épocas es donde se aprecian más los cambios extraordinarios, que se producen en la sabia naturaleza.
Todo permanece en estado latente, esperando la gran bomba, la belleza en toda su extensión.
Los olores, los colores, nos siguen admirando año tras año. Por mucho que nos empeñemos los habitantes de este planeta, poniendo todo nuestro afán en destruirla, la magia y la fuerza de la naturaleza, se abre paso cada primavera.
El brezo, de los primeros en saludar la nueva estación.
Casas nido esperando inquilinos.
Los frutales, esperando que pase el frío para mostrar su belleza.
Las camelias en pleno apogeo, dan color al jardín.
El durillo facilita alimento para las abejas, ahora que todavía hay pocas flores.
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