Una familia de petirrojos tenía sus dominios en un seto de tuyas que rodeaba una casa.
Hacía algún tiempo que Rojo se había instalado allí. Volando un día sobre la casa pensó:
- Este parece un buen lugar para instalarme y formar mi propia familia.
Rojo acertó de pleno. Dentro de la casa vivían unos humanos que adoraban a los pajaritos. Fue asentarse en el seto de tuyas, y al rato avistó a una hermosa hembra de petirrojo. Empezó el cortejo.
- ¡Hola! ¿Vives aquí o estás de paso?
- No - Le contestó Petty -. He bajado un momento a ver si había insectos -
- Pues yo acabo de instalarme - y directo, le soltó -, Igual te parece muy pronto, pero ¿qué te parece si formamos una familia?
Petty bajó los ojos y dijo - Bueno, me lo pensaré.
- Vale - Contestó Rojo.
Petty se marchó y Rojo se dedicó a inspeccionar su lugar de residencia. Vio que los humanos que allí vivían, tenían en los árboles comederos e incluso ¡cajas nido!
- Perfecto - Pensó - A Petty le encantará tener el nido medio hecho.
Vio algo que no le gustó mucho. Unos gatos vivían ahí.
- Bueno, será cuestión de evitarlos - Decidió.
Pasaron los días y apareció Petty.
- Bueno - Le dijo -. De acuerdo, formaremos una familia.
- Por supuesto, te ayudaré a hacer el nido y a cuidar a los niños -. Contestó feliz Rojo.
Petty lanzó un trino, y pensó que había tomado una buena decisión.
- ¿Te parece si sobrevolamos y vemos todo?
- Vale - Dijo Petty.
Mientras volaban dijo Rojo - ¡Mira! han puesto unas cajas nido ¿escogemos una?
- Me gustaría tener mi propio hogar, hecho con nuestros picos y patas - Dijo Petty.
- Desde luego - Contestó Rojo.
- ¿Qué te parece sí lo construimos en el seto de tuyas? son tupidas.
- Sí, perfecto.
Los siguientes días los dedicaron a construir con dedicación su nido. Para ello utilizaron: hierbas, paja, plumas y otros materiales constructivos. Les quedó muy apañado.
Con el transcurrir de los meses, nacieron tres hermosos polluelos, vivían felices, hasta que llegó el invierno. . .
Con el primer temporal, que duró varios días, apenas pudieron salir a por provisiones. Rojo solía visitar los comederos a menudo. Sabía que los humanos siempre colocaban comida, y eso era bueno para su familia. Por fin un día, el sol anunció la primavera.
Rojo dijo - ¡Vamos salgamos a disfrutar del sol!
Petty dijo a sus hijos - Papá tiene razón. Salgamos así entrenáis el vuelo.
Felices emprendieron el vuelo. Y lo celebraron con sus hermosos trinos. Tan agradables de oír por los humanos, que les ayudaron a pasar el invierno. Ese era su modo de agradecerlo.
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