En verano es especialmente placentero y beneficioso pasear por la naturaleza. Tocar la tierra y practicar la agricultura aunque solo sea la del huerto familiar, ofrece beneficios físicos y emocionales.
Disfrutar de una casa de campo es un privilegio que nos ayuda a tomar conciencia de nuestra capacidad para poder dejar el planeta en mejor estado del que lo recibimos.
En esta época siempre digo que procuremos ser prudentes y extremadamente cuidadosos en nuestras salidas a bosques y campos, el riesgo de incendios es máximo y cualquier residuo puede ser propicio para iniciar un incendio. Todos queremos seguir disfrutando de nuestros maravillosos bosques.
En verano buscamos el frescor de los ríos.
Las puestas de sol en el bosque son tan, o más bonitas, que en el mar.
Se avecina una tormenta veraniega.
El olor del azahar del limonero, y el sabor de las fresas del huerto, placeres veraniegos.
El sol también quiere esconderse.
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