lunes, 27 de julio de 2015

El pueblo celta y los arboles

Sabemos el gran amor que tenia el pueblo celta por la naturaleza, y en especial por los arboles, a los que consideraban sagrados. En el árbol se hallaban reunidos la totalidad de los elementos; el agua que fluía en su interior, la tierra en sus raíces, el aire que movía las hojas y el fuego que producía su fricción. Los celtas creían que cada árbol poseía un espíritu sabio, que sus  rostros podían verse en la cortezas de sus troncos y sus voces escucharse en el sonido de las hojas moviéndose con el viento. En el bosque celta, el templo es la penumbra, el roble, y la cúpula de las ramas misteriosas... Al nacer un niño, los celtas tenían la costumbre, de plantar un árbol, el cual se convertía en el compañero y consejero del recién nacido durante toda la vida. Por ello, era normal, que cada uno cuidara su árbol. Al morir, esa persona era enterrada bajo su árbol. Con el tiempo esta costumbre, hizo que se utilizase la madera del árbol para construir, lo que hoy conocemos como ataúdes 









 

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